“Usando los zapatos de mis papás, sané mi niña interior.“
Muchas veces nos preguntamos porque nuestros padres “no entienden lo que me pasa”, “¿por qué no me demuestran su cariño?”, “¿por qué me lastimaron’”, “¿por qué cuando los necesite no estuvieron?”, en fin, muchas preguntas que quizás no encontraremos las respuestas concretas o exactas; mientras nos sentimos con una frustración y una tristeza o hasta un sentimiento de rencor y enojo, tal vez resentimiento hacia ellos. Así podemos seguir la vida, cargando esos sentimientos que solo nos desgastan y en muchas ocasiones repetimos el patrón inconscientemente con nuestros hijos e hijas y es una “herencia” que desafortunadamente en vez de sanar, nos lleva a no poder tener una buena relación con ellos y con la familia.
Cuando decido APOYARME PARA PODER CAMBIAR esta situación (entre muchas otras más), comprendí que lo primero para PODER PERDONAR es ENTENDER,
¿Por qué nuestros padres son así? ¿Qué los llevo a tomar las decisiones?, obviamente no juzgar, solo comprender su niñez, su adolescencia, conocí que mis padres tuvieron una niñez muy rígida y escasa de cariño, su historia. Me di cuenta de que ellos no podían darme lo que no sabían, ni mucho menos conocían o habían experimentado.
Hace años, existía la idea que el tomar una terapia era algo “inusual” o simplemente por su educación y creencias, pensaban que “NO ES NECESARIO” y que “así debía ser” o “que la relación con los padres era exclusivamente respeto”, lejos de tener una comunicación más profunda. Hoy sabemos que actualmente y más en tiempos de pandemia, que la terapia es el camino para conocerse, seguir creciendo y obtener las herramientas para romper esas creencias que nos han inculcado tanto la familia como la sociedad en general.
Después de entender sus vidas me di cuenta de que nadie nos enseña a ser padres, que la vida es un continuo aprendizaje, que en cada uno de nosotros está el seguir creciendo personal y familiarmente.
Justamente por todo lo mencionado, les platicaré que me sucedió con mi papá. Ellos se divorciaron cuando cumplí 12 años, recuerdo que partimos el pastel y al día siguiente mi papá hizo sus maletas y se fue.
Yo era su niña consentida y de repente no entendía el porqué de sus decisiones, él se alejó de nosotros porque la relación con mi mamá no quedo en buenos términos, aquí aprendí que la relación de pareja no debe influir en la relación de padres porque ese lazo los unirá eternamente y más que los hijos merecen ver a sus padres en paz, aunque no vivan juntos.
Pasaron los años y solo escuchaba la versión de mi mamá, para ella como mujer no fue fácil llevar una casa, hijos adolescentes, gastos (porque era muy poco lo que mi papá ayudaba económicamente), sus sentimientos eran válidos y más porque mi papá ya tenía una nueva pareja. Entendí que uno de los principales sentimientos era la frustración porque lo que ella había soñado o planeado para su vida era tener un matrimonio y una familia, y al divorciarse todo aquello cambio completamente.
Al ser una familia de 3, mi madre, mi hermano mayor y yo, crecí con lo que veía y escuchaba, mi papá se alejó de nosotros. Cuando cumplí 18 años, el sentimiento era de mucho resentimiento, porque en todos esos años las visitas duraban 15 min., muy de vez en cuando.
Lo vuelvo a ver 5 años después, en el funeral de mi abuela paterna y pues obviamente por la falta de acercamiento, fue un momento muy difícil. Nos volvimos a distanciar.
Hace 4 años (ya pasaron 20 años) mi padre me llama y me dice que le diagnostican un tumor en el cerebro y que entrará a cirugía, que me informa porque no sabe cuál será el resultado de dicha operación. Aquí es cuando entiendo que después de trabajar el perdón y liberarme de sentimientos que no me traían algo positivo, accedo a ir a verlo sin rencores, sin resentimientos y con la preocupación de que quizás no lo vuelva a ver o que él quedará en estado vegetativo y no pudiera reconocerme. Gracias a Dios la cirugía salió excelente y para él representa una nueva oportunidad de vida, actualmente tiene 72 años.
Hasta la fecha tenemos una buena relación, convivimos y más. Por fin conoció a sus nietos y hemos celebrado navidad juntos. Todos los días me pregunta como estoy, que padre ¿no? porque ya entendí que lo que me dio o no pudo o quiso darme, ya es cuestión del pasado, y que no se puede cambiar, hemos tenido pláticas para arreglar malentendidos y también aceptar los errores, en mi caso, creo fue lo que a mí me dio la paz para poder estar bien con él como hija.
Hay cosas en las que hoy después de varios talleres y terapia, donde no estoy de acuerdo con las ideas de mi papá, pero lo más importante es que hemos sembrado RESPETO entre ambos, entre mi vida y mis decisiones y la vida de mis hijos. Hoy lo escucho cuando me aconseja y tomo lo que mejor considero, sé que me AMA a su manera, a sus creencias y me quedo con los momentos que convivo con él y ¿por qué no? volví a ser sentirme su hija y me consiente.
De mi mamá, pues ella aun le cuesta trabajo entender muchas decisiones que tomó en su pasado, pero confió que pronto la relación mejorará y que el que yo esté bien con mi papá no es traicionarla, porque, cuando sucede un divorcio, no sabemos canalizar los sentimientos negativos de frustración y enojo y lo transmitimos a los hijos, por eso crecemos con un resentimiento que ni nos corresponde ni somos responsables. Entendí que el motivo de su divorcio es de ellos, y que a mí como su hija no me corresponde juzgar ni pedir explicaciones.
También es importante aceptar que, en el caso de mi papá, tiene una familia que vive con él, que rehízo su vida; que además de ser mi papá es un hombre que encontró en su actual pareja esa parte que se convirtió en su complemento. Me di la oportunidad de conocer a su pareja y eso también fue una gran lección para mí, porque no es bueno juzgar a las personas sin conocerlas, hay que ser empáticos; ella ha sido la felicidad de mi padre y le da lo que yo como hija no puedo darle. Estoy agradecida por cuidarlo y amarlo al igual que a sus hijas, porque ellas han estado en todos los años que no estuvimos juntos.
Hoy agradezco que tomaran esa decisión tan difícil de divorciarse, porque no era sano para nadie ver sus pleitos y que dejaran de hablarse días, y sobre todo crecer en un hogar donde ya no existía amor en una pareja.
¿Qué aprendizaje me deja mi experiencia para aplicar con mis hijos?
Que ellos no deben de cargar con mis sentimientos o problemas que tenga con su papá, que eso es únicamente algo que nos compete a dos personas.
Si quiero que ellos tengan una vida diferente y una relación diferente conmigo, lo primero que hice fue comenzar a liberarme de sentimientos y resentimiento que no me aportaban algo positivo, seguir trabajando en enseñarles a ser empáticos con sus abuelos y con sus padres, que somos seres humanos y que todos cometemos errores, que en el presente aquellas situaciones que nos lastimaron consciente o inconsciente, hoy son áreas de oportunidad que podemos cambiar y que las relaciones se fortalecen basado en AMOR, RESPETO Y COMUNICACIÓN en 50/50; como una carretera que va y viene, que doy y das, que seguimos aprendiendo y que también se vale decir “Me equivoque, Perdóname, lo siento mucho”, para que las herramientas que vamos obteniendo en terapia nos ayuden a mirar, enfrentar, entender y aceptar la existencia de la herida, para que se pueda ir sanando y así estar en paz con ellos y principalmente con nosotros mismos.
También es importante decir “te amo” aunque no recibamos la misma respuesta, recordemos que nuestros padres fueron educados diferente y que quizás a la 7ª vez que lo digamos obtengamos una respuesta diferente.
Que también aprendamos a conocer a nuestros padres en sus sentimientos y que no crear una expectativa de cambio automático, pero si ACEPTARLOS COMO SON, con sus ideas, sus creencias y sus errores, en caso de que no recibamos la respuesta que esperamos.
Agradecerles todo lo que ellos hicieron en la medida que pudieron, que su libre albedrio les hizo tomar decisiones que en ese momento creyeron era lo mejor, que afrontaron las consecuencias de esas decisiones y que una de tantas fue, el que nos dieron la vida.
Que nos educaron a su forma y entendimiento, que hoy agradezco que mucho de los valores y educación que actualmente me formo a la mujer que sigue creciendo sin olvidar sus orígenes.
Que ellos hicieron lo que pudieron y que NO PODEMOS ECHARLES LA CULPA ETERNAMENTE DE LO QUE HOY SENTIMOS o continuamos con esos sentimientos por no tener una buena relación, que en nosotros esta cambiarlo y también de romper esos esquemas generacionales a nuestros hijos y nietos.
Los invito a que reflexionemos en qué tipo de relación queremos tener con nuestros padres y también con nuestros hijos, no es malo pedir ayuda al contrario HOY CON MUCHO ORGULLO LO DIGO mi vida cambio desde que TOME UNA DE LAS MEJORES DECISIONES QUE FUE BUSCAR AYUDA Y LLEVAR UNA TERAPIA, porque simplemente hay muchas cosas que queremos cambiar pero no sabemos cómo hacerlo, GRACIAS A QUE ME DÍ LA OPORTUNIDAD, VOLVÍ A NACER DESDE QUE APRENDÍ A PERDONAR, SOLTAR Y SEGUIR CRECIENDO.
SALUDOS
Escrito por Liliana Montoya
2 Comentarios
by Gerald
Incredible points. Outstanding arguments. Keep up the good spirit.
by Tamar
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